El impacto frente a las palabras “tienes diabetes” es de hecho negativo, principalmente porque se acompaña de una larga lista de cambios que buscan desterrar los hábitos nocivos. Una de estas modificaciones es lo relacionado al consumo de bebidas alcohólicas, pues tienen calorías y otros componentes que alteran la función del cuerpo en tratamiento, además de interactuar de forma poco favorable con las medicinas que se estén tomando.
Sin embargo, no todos los aspectos son negativos si nos enfocamos en una bebida ampliamente conocida, el vino, pues se pueden destacar algunas de sus características nutrimentales; primero, por ser un alimento brinda energía, de aquí la importancia de evitar su consumo en exceso ya que esto perjudicará nuestra salud. No tiene valores significativos de las principales vitaminas y, en cuanto a los antioxidantes (que se asocian a una larga vida por el consumo frecuente de esta bebida) los estudios no son del todo concluyentes, principalmente porque se realizan en roedores de laboratorio más que en personas, pero estos últimos han demostrado buenos resultados minimizando la aparición de enfermedades no transmisibles.
En cuanto a los efectos del consumo de las bebidas alcohólicas, en general asociado a enfermedades, existen algunas investigaciones que señalan que hay una relación directa entre el consumo regular de alcohol y una menor aparición de diabetes; sin embargo, se incrementa la posibilidad de que aparezca la presión alta o se dañe el hígado. Para el caso de las personas que ya viven con Diabetes tipo 2, otro estudio concluye que un consumo moderado de alcohol guarda relación con una baja presentación de esta enfermedad, así como de alteraciones al corazón, pero es ineficiente para controlar la glucosa a corto y mediano plazo.
Lo que sí es cierto, es que, a nivel psicológico pequeñas dosis de vino pueden hacer más tolerables los tratamientos en etapas controladas, considerando que ya es bastante brusco el cambio de estilo de vida para las personas con diabetes. En lo personal, esta estrategia la utilizo con mis pacientes que tienen una vida social medianamente activa como parte de la negociación de los buenos hábitos.
Entonces, ¿se puede tomar vino a pesar de tener diabetes? La respuesta es sí, siempre bajo la supervisión del nutricionista/nutriólogo tratante, en acuerdo con el equipo multidisciplinario (médico, endocrinólogo, educador en diabetes, etc.) vigilando si es que hay alteraciones en la glucosa pues el alcohol tiene como efecto secundario variaciones en este indicador. Se debe insistir en el consumo sin combinaciones, es decir, no es lo mismo tomar una copa de 100 ml o 150 ml de vino que un vaso de vino combinado con una bebida gaseosa (u otra que sea fuente de azúcar) o acompañar el consumo de alcohol con alguna fritura.
Por último, te recuerdo que tengas o no diabetes, es importante mantener una alimentación saludable y no privarse de ciertos alimentos, sólo conocer las porciones adecuadas con la ayuda de un profesional; esto te permitirá alcanzar el objetivo final de la vida: vida de calidad en compañía de tus seres queridos.