Una enfermedad terrible me golpeó hace unos meses después de mi diagnóstico. La historia es bastante complicada, pero estos son algunos elementos esenciales: participé en una prueba clínica en fase II de una medicina, que en teoría era para hacer la vida de una persona con diabetes más fácil; la medicina me enfermó: a lo que le siguió una tormentosa enfermedad; terminé con mononucleosis infecciosa.
Durante esos días en cama, mi fiebre ascendió a 40 grados centígrados (105 grados Fahrenheit) y mi contacto con la realidad se debilitó. En realidad, no creo que haya alucinado, pero decir que sí, la hace una mejor historia. Entonces aluciné. Sin embargo, la parte más interesante de la experiencia, fue el hecho de que mi niveles de azúcar en la sangre se mantuvieron casi perfectos todo el tiempo.
Este hecho contradice el conocimiento de una persona con diabetes que dice que la enfermedad y la fiebre hará que los niveles de azúcar en la sangre se eleven hasta la estratósfera. Yo nunca me administré el bolus cuando podía controlar pequeñas raciones de comida, y aún así mis niveles rodeaban unos 140. Casi nada de insulina introducida a mi cuerpo. ¿Estaba alucinando? No: Era la fase de luna de miel.
La fase de la luna de miel o “El período de la luna de miel”, el cual puede durar por al menos un año, ocurre cuando el cuerpo se recupera parcialmente del ataque autoinmune. Si quieres alcanzar una comprensión completa de la diabetes tipo 1, o si sabes de alguien que fue diagnosticado recientemente, es importante entender qué está pasando aquí.
Pero para poder entender la fase de la luna de miel, debemos echarle un vistazo a la patogénesis de la diabetes tipo 1 o a cómo la enfermedad se desarrolla. Nota adicional: Le daré un dólar entero al que pueda usar la palabra “patogénesis” en un juego de Scrabble.
Como quizás ya sabes, la diabetes tipo 1 ataca cuando el sistema inmune de tu cuerpo decide que los islotes de Langerhans del páncreas, mejor conocidas como células beta en estos islotes, son enemigos y deben ser destruidos. El porqué el sistema inmune decide que las células beta son enemigas y que deben ser destruidas, es una pregunta complicada sin respuesta clara.
Las células beta segregan insulina y entonces cuando ellas son atacadas por las células T y otra variedad de muchachos rudos llamados linfocitos, la persona diabética se queda sin los niveles de insulina necesarios para vivir; y a menos que se administre insulina artificial al cuerpo la persona con diabetes moriría.
Esto suena grave, pero el diagnóstico de la diabetes tipo 1 no necesariamente significa que los islotes Langerhans están muertos. Muchas personas con diabetes retienen paquetes de células beta vivas por mucho tiempo después de ser diagnosticados. En el momento del diagnóstico, ellos están sufriendo horriblemente. Cuando los niveles de insulina artificial bajan los niveles de insulina en la sangre de la persona con diabetes, las células beta sobrevivientes se despiertan y pude empezar la fase de la luna de miel.
Este bajón en los niveles de azúcar en la sangre hace dos cosas: primero, disminuye el estrés en las células beta sobrevivientes, quitándoles la necesidad de que ellas compensen la insulina que falta. Segundo, como la glucosa es tóxica para tus células y produce una respuesta inflamatoria, disminuir la glucosa en el azúcar permite a las células beta funcionar en un ambiente que literalmente, es menos tóxico.
De esa manera, la insulina artificial provoca que el organismo se recupere parcialmente. Una vez la toxicidad de la glucosa que está alrededor de los islotes de Langerhans se debilita, las células beta empiezan a segregar grandes soplos de insulina endógena de nuevo. Mientras esto tarde, una persona con diabetes está en la fase de la luna de miel.
Mi fase de luna de miel abarcó un año de la escuela en el que jugué tres deportes. El impacto y desgaste de mi nueva vida con diabetes en efecto me impactó, pero mis células beta renovadas amortiguaron el golpe. La fase de la luna de miel se sintió como un poco de piedad. Por algunos meses las células como cohetes de botella chillando, enviaron mis niveles de azúcar hasta los 400 o 500, lentamente se quemaron; y poseían fusibles más largos. Durante ese período la diabetes es sumamente controlable.
Para algunas personas con diabetes, la inestabilidad de la fase de la luna de miel puede resultar agotadora. Mientras las células beta tienen una recuperación parcial, la insulina de uno necesita disminuir y la nueva persona con diabetes puede encontrarse tratando de bajar los niveles de azúcar. De hecho, algunos de los más aterradores bajones de azúcar en mi vida, me golpearon muy temprano en la fase de la luna de miel.
Algunas publicaciones de blog expresan su deseo para que la fase de la luna de miel termine lo más pronto posible, para que la persona con diabetes pueda regresar al negocio original de calcular sus proporciones más estables de insulina versus carbohidratos. El título sincero del artículo “Odio el período de la luna de miel de mi hijo” Tara Bryant-Gray sugiere que lidiar con un “páncreas irregular y defectuoso” es mucho problema. Ella dice que si pudiera “apagar su páncreas” lo haría.
Está claro, entonces, que la fase de la luna de miel no es una bendición sin complicaciones. Pero aún con las incomodidades, creo que es mejor pensar que estas últimas células beta se aferrarán a la vida por el mayor tiempo posible. Las personas con diabetes les sirve toda la ayuda que puedan tener y mientras menos frecuentes esté el azúcar alta, menor será el riesgo de complicaciones posteriores.
Algunos investigadores están buscando formas de prolongar la fase de la luna de miel. Algunos resultados sugieren que una dieta libre de gluten harían el milagro, NCBI (Centro Nacional para la Información Biotecnológica, por sus siglas en inglés); otros sugieren que la vitamina D3 podría ayudar JAMA (Revista de Asociación Médic Estadounidense, por sus siglas en inglés). Esas medidas son solo estados momentáneos en contra del comienzo completo de la diabetes tipo 1.
La fase de la luna de miel tiene un nombre, que en el mejor de los casos es engañoso, en el peor de los casos es desagradablemente irónico. A parte de que el conocimiento del cuidado de uno mismo es ligeramente fácil ahora, no hay mucho para disfrutarlo. Sin embargo, para aquellos de nosotros que han pasado por la fase de la luna de miel, creo que nuestras valientes y agonizantes células beta merecen un poco de gratitud por continuar haciendo lo que hacen, mientras sufren el brutal asedio químico. Hasta que encontremos la cura, la diabetes nos ha tenido esta extraña y pequeña piedad.