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La diabetes es una enfermedad caracterizada por presentar niveles elevados de glucosa en sangre causados por una deficiencia en la producción o en la acción de la insulina.

Existen diferentes tipos de diabetes los cuales describiremos a continuación:

Diabetes tipo1: se presenta más frecuente en niños y adolescentes por una deficiencia total de insulina debido a una destrucción autoimmune de las células productoras de insulina, representa alrededor del 5 al 10% de los casos y no tiene carácter hereditario ni de estilos de vida.

Diabetes Gestacional: se presenta durante el embarazo en mujeres con sobrepeso u obesidad y antecedentes familiares de diabetes.

Diabetes tipo 2: corresponde al 90-95% de los casos de diabetes caracterizada por una deficiencia en la producción de insulina o por una disminución en su acción (resistencia a la insulina). Tiene influencia genética además de factores asociados a estilos de vida no saludables como tener obesidad, mala alimentación, sedentarismo entre otros.

Anteriormente se sabía que la diabetes tipo 2 era exclusiva de los adultos sin embargo este problema cada vez es más común en la población infantil.

Como se comentó, uno de los factores de riesgo para presentar este tipo de diabetes es el la obesidad situación que desde hace algunos años es un problema de salud importante en los niños.

Hay 3 factores muy importantes que interactúan para aumentar el riesgo de un niño o adolescente a tener problemas de sobrepeso u obesidad:

1.-Mala alimentación: Actualmente los niños consumen alimentos con altas concentraciones de azúcares y grasas y pocas frutas y verduras.

2.- Falta de actividad física: actualmente los niños realizan poca actividad física, pasando varias horas del día frente al televisor o la computadora y por el incremento del uso de videojuegos.

3.- Herencia: si un niño proviene de una familia en la cual prevalece el sobrepeso u la obesidad, puede estar predispuesto genéticamente a ella aunque esto ocurre con más frecuencia en hogares donde se come mucho alimento alto en calorías y se da poca oportunidad para la actividad física.

La obesidad infantil es uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante y México ocupa el nada honroso primer lugar mundial en obesidad infantil en el mundo.

Los niños con obesidad y sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.

El riesgo de la mayoría de las enfermedades no transmisibles resultantes de la obesidad depende en parte de la edad de inicio y de la duración de la obesidad. La obesidad en la infancia y la adolescencia tienen consecuencias para la salud tanto a corto como a largo plazo.

Desde hace algunos años se definió un nuevo concepto llamado síndrome metabólico que incluye un grupo de diversas alteraciones tales como obesidad central o abdominal, incremento de los triglicéridos, colesterol HDL bajo, hipertensión arterial y elevación de los niveles de glucosa en ayunas.

El Síndrome Metabólico está considerado como un alto factor de riesgo para Diabetes Mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular.

Numerosos estudios demostraron que el síndrome metabólico está presente en 30% de los niños con obesidad (índice de masa corporal igual o superior al 95%). El 90% de los niños con obesidad presentan cuando menos uno de los cinco criterios de diagnóstico del síndrome metabólico.

El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas como la diabetes tipo 2 son en gran medida prevenibles. Por consiguiente hay que dar una gran prioridad en su prevención, comenzando desde la familia.

Recomendaciones generales

– Aumentar el consumo de frutas y verduras, leguminosas, cereales integrales y oleaginosas (almendras, nueces, etc).

– Reducir la ingesta total de grasas y sustituir las de origen animal por las de origen vegetal (aceite de olivo, canola, soya, aguacate, etc.).

– Reducir la ingesta de azúcares, y

– Mantener la actividad física un mínimo de 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada o vigorosa que sea adecuada para la fase de desarrollo y conste de actividades diversas. Para controlar el peso puede ser necesaria una mayor actividad física.

– Acuda a su médico para que le ayude a valorar el estado de salud de sus hijos.

– El nutriólogo(a) se encargará de ayudarle a planear una alimentación adecuada para su familia.

Por: Rodrigo Peña

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