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¡No te eches la sal!

¡Espera! No sólo son malas noticias, este compuesto es indispensable para el funcionamiento del organismo y tal importancia ha tenido, que en la guerra se utilizaba como forma de pago a los soldados y de ahí el nombre –Salario-, entonces ¿De dónde proviene la connotación negativa de esta frase? ¡Claro! De la ingesta excesiva.

La sal de mesa se compone de dos elementos: sodio y cloro, conocido en los salones de clase como cloruro de sodio, siendo estrictos, con la nomenclatura química: cloruro sódico.

La recomendación para personas sanas de acuerdo a la OMS1, es de 2 gramos de sodio al día, es decir 5 gramos de sal, mientras que para personas con hipertensión (de acuerdo a la guía DASH2 ) es de máximo 1.5 gramos de sodio al día.

En México la ingesta de sal por persona es aproximadamente 10 gramos al día ¡Así es! ¡El doble!

El sodio, entre sus múltiples funciones, regula de forma importante la tensión arterial (o presión arterial), misma, que en condición de diabetes y con una ingesta alta de sodio, aumenta; juntas pueden acelerar el paso para presentar complicaciones en los pequeños y grandes vasos sanguíneos del cuerpo, como sucede en la Enfermedad Renal Crónica (que puede resultar en la falla irreversible de los riñones y en ciertas Enfermedades Cardiovasculares que pueden conducir a daño del corazón y el cerebro).

Las fuentes de sodio pueden ser discrecionales (se añaden voluntariamente) y no discrecionales (contenido en alimentos de forma natural, adicionado durante el proceso industrial y/o utilizado como conservador3). Es decir, el 11% del sodio que ingerimos lo agregamos a la hora de cocinar o tener los platillos a la mesa, el 12% del contenido de forma natural en los alimentos y el 77% del que se agrega a los alimentos industrializados, pasando desapercibido; de ahí que reducir estos últimos sea el primer paso para hacer un cambio positivo en la salud.

Cuantificar nuestra ingesta de sal no es una tarea sencilla, algunas de las intervenciones para un mejor control involucran: el aumento en la ingesta de alimentos naturales (frutas, verduras), lectura correcta de etiquetas nutrimentales; preferir productos con un contenido de sodio menor a 140 miligramos por porción.

La recomendación es: condimentar los alimentos con cilantro, ajo, cebolla, pimienta y demás especias.

En cuanto a los “Sustitutos de sal” debemos ser cuidadosos, pues pese a su bajo aporte de sodio, contienen más potasio, otro elemento del que no debemos ingerir más de lo necesario, especialmente si ya existe un daño en los riñones.

No nos alarmemos acerca de las nuevas tendencias sobre utilizar “sal natural” o “sal del Himalaya” en vez de sal de mesa, la única diferencia está en el precio, pero tienen exactamente el mismo origen y funciones, el proceso de refinamiento permite que se eliminen impurezas, el grano sea más fino y salga fácilmente del salero4.

Fuente

http://diabeteshoy.fmdiabetes.org/blog/no-te-eches-la-sal/

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